SON JUSTAS LAS RETENCIONES
¿Son justas las retenciones?
Por Ricardo Luis Mascheroni*
Para
responder la pregunta del título, el autor menciona que primero
hay que saber qué o quiénes son "el campo"; ya que el
ciudadano en su imaginario, cree que es el pobre chacarero, que se
desloma de sol a sol, sudando la gota gorda ante las inclemencias
climáticas, para apenas poder sostener a su familia.
El negocio de la soja en Argentina
Por Ricardo Luis Mascheroni*
Sobrevuela
nuevamente en nuestro país un debate sobre la justicia o no de
las retenciones a la producción agraria, en la que se enfrentan
dos posiciones irreconciliables.
Por un lado,
la necesidad del Estado de incrementar su recaudación, frente al
acoso económico, paliando las necesidades de los que menos
tienen, producto de una gestión claramente desastrosa y por el
otro, un grupúsculo concentrado de productores, autodenominados
“el campo”, minoritario, pero con gran poder de fuego
económico y mediático, que ha calado hondo en algunos
sectores, que por animadversión, ignorancia o
manipulación sale en defensa del mismo, aunque sus intereses
sean contradictorios con los que apoyan o dicen apoyar.
Qué o
quiénes son el campo; ya que el ciudadano en su imaginario, cree
que es el pobre chacarero, que se desloma de sol a sol, sudando la gota
gorda ante las inclemencias climáticas, para apenas poder
sostener a su familia.
“El
campo” que presiona, corta rutas, amenaza y casi siempre ha sido
la columna civil de las dictaduras militares, nada tiene en
común con el caso anterior, éste, está integrado
por la vieja y residual oligarquía terrateniente, que nucleados
en torno a la Sociedad Rural y el Jockey Club, ponían y sacaban
presidentes y poblaban los ministerios y reparticiones en todos los
gobiernos de facto, cuyas fortunas o campos lo obtuvieron de la
arrebatiña de la tierra pública, por su cercanía
al poder.
Las que
poseyeron en muchos casos previo genocidio de indios, como en la
experiencia precursora y de la que poco se habla en Santa Fe y el gran
Chaco, donde las masacres superaron en largo a la Conquista del
Desierto sureña de Rosas y Roca.
Sin hacer
historicismo, es bueno saber que toda la tierra de
Latinoamérica, durante la conquista pertenecía a la
corona española, salvo casos puntuales, que a partir de los
procesos independentistas pasan a los Estados y a partir de
allí, ya es historia conocida o no tanto, que el Estado Nacional
se quedó como, el Rey Juan Sin Tierra.
Después,
con el desguace del Estado, la caída del valor de la
producción y los quebrantos varios, de pequeños y
medianos productores, la vieja oligarquía sumó a sus
huestes a banqueros, la patria contratista y funcionarios adeptos a los
gobiernos neoliberales, que en muchos casos adquirieron a precio vil,
miles de campos hipotecados, a los cuales la introducción de
soja, un cultivo marginal hasta ese momento, les dio el espaldarazo
final.
Ello
originó la aparición de los pooles de siembra, un sistema
de producción determinado por el juego del capital
financiero y un esquema empresarial que asume el control de la
producción agropecuaria, mediante el arrendamiento de grandes
extensiones de tierra, y la contratación de equipos de siembra,
fumigación, cosecha y transporte, con el fin de generar
economías de escala y altos rendimientos, en alianza con los
laboratorios de semillas y las grandes exportadoras. Maximizar
ganancias que le dicen.
El
“campo” es una ínfima minoría de argentinos,
salvo para los medios de comunicación adeptos y adictos al poder
y que se ha enriquecido a expensas de millones de compatriotas. No
pagan por lo que nunca han pagado.
Esto es
común a toda latinoamérica, por lo que tenemos que
desentrañar la justicia o no del pago de retenciones.
El Golpe
contra Yrigoyen se origina en la nacionalización del subsuelo
(petróleo), pero no estaba ajeno a su pensamiento la
nacionalización del suelo (la tierra), como lo relata Homero
Manzi, cuando el Comité Yrigoyenista de Intelectuales
Jóvenes (una suerte de Carta Abierta) lo entrevista para que sea
candidato a presidente en 1928, a los que El Peludo les dice:
“Salgo de mi rancho a la edad en que los hombres se jubilan, y
ello lo hago por mi ley del petróleo, para salvar de las garras
ajenas y propias, los tesoros que Dios desparramó bajo
el suelo de esta tierra”, y uno de los asistentes le
preguntó ¿Y la tierra Doctor?, Yrigoyen con una paternal
sonrisa dijo, “Amigo mío, del subsuelo al suelo hay un
poquitito así”.
Coincidente con dicho pensamiento, la U.C.R. incluyó la reforma agraria en sus plataformas electorales hasta 1962.
Como dice un amigo, los terratenientes no resistirían un estudio de títulos, sobre la propiedad de sus tierras.
Illia por
Decreto N° 1574/63: Instituye el "DIA DE LA CONSERVACION DEL
SUELO", afirmando: “que el suelo agrícola configura el
soporte más sólido de la economía Argentina,
así como de su expansión futura y que, consecuentemente,
la conservación de nuestro recurso natural básico es
imprescindible para garantizar el bienestar de todos los habitantes de
la Nación".
No dijo
“garantizar el bienestar de los propietarios de la tierra”,
sino de los habitantes de toda la Nación, toda una
definición en el sentido del que usa el suelo nacional, debe
contribuir al beneficio de todos.
Los ambientalistas dicen: “la tierra no nos pertenece, sino que la tomamos prestada de las generaciones futuras”.
La
encíclica Laudato Si, expresa: "Dios ha dado la tierra a
todo el género humano para que ella sustente a todos sus
habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno".
Nada es
nuevo, Karl Marx en el libro III de El Capital, afirmaba : “Ni
siquiera toda una sociedad, una nación, o es más, todas
las sociedades contemporáneas reunidas son propietarias de la
tierra. Sólo son sus posesoras, sus usufructuarias, y deben
legarla, como boni patres familias, a las generaciones
venideras”.
Supongamos
que lo referido sea anacrónico, que haya prescripto o que sea
imposible materializarlo, no obstante todo lo que sale, se vende o
exporta desde el campo, tiene un costo que pagan todos los argentinos.
Cuando se
exporta granos, carne, frutas y demás productos del agro, se
está exportando agua y humus, agua que es de todos y el humus
que le ha llevado a la tierra cientos o miles de años en
formarse.
Argentina es
el cuarto exportador mundial de agua virtual; la que consiste en la
cantidad de agua que se requiere para la elaboración de los
productos que salen del país.
El agua por
si no lo saben, es un bien del dominio público del Estado. O sea
un bien destinado al uso y goce de todos los habitantes del país
y no para el uso y beneficio de unos pocos.
El
Código Civil dice en el artículo 235: Bienes
pertenecientes al dominio público. Inc. c) los ríos,
estuarios, arroyos y demás aguas que corren por cauces
naturales, los lagos y lagunas navegables, los glaciares y el ambiente
periglacial y toda otra agua que tenga o adquiera la aptitud de
satisfacer usos de interés general, comprendiéndose las
aguas subterráneas.
Por ello, el
uso del agua y de la fertilidad del suelo tienen un costo a cargo de
todos los argentinos, que debe ser asumido por quienes son
sus usufructuarios y ese pago se afronta mediante las retenciones.
Los
señores de los agronegocios lo saben bien, tan es así que
en el suplemento “INFOCAMPO”, vocero del campo, semana del
8 al 14 de Junio de 2007, página 13, sin sutilezas y en forma
cruda y pragmática, afirman: “HOY EL CONCEPTO DE EXPORTAR
GRANOS ES EXPORTAR AGUA Y LA ARGENTINA ES RICA EN ESTE RECURSO”.
A
confesión de parte relevo de prueba decimos los abogados, por
ello y todo lo expresado, queda más que claro, la justicia del
pago de las retenciones, que en definitiva es una forma de hacer
justicia retributiva.
*Ricardo Luis Mascheroni - Docente Universitario